¡Cuidado con esa corbata del Demonio de Tasmania!

Hace unos meses, un vendedor de periódicos voceaba “Baleado Fidel Castro, baleado Fidel Castro”, mientras mostraba la portada de un diario. Me dije, sorprendido: “¡Caramba! ¡Se lo volaron!” y corrí a comprar un ejemplar. En la portada, con grandes letras rojas, decía: “Baleado Fidel Castro. Pase a la página 8.”

Corrí a la página 8 y leí: “Fidel Castro Mena, vecino del barrio tal, guarda de seguridad, fue baleado accidentalmente en un pie mientras un compañero limpiaba su arma de reglamento...”

No tuve más remedio que reírme. Claro: tonto yo, que pensé que se trataba del líder cubano.

Justamente a la par de la noticia, venía el anuncio de una empresa financiera. ¿Cuál cree que fue mi reacción ante esa publicidad? ¡Por supuesto! No me era creíble. ¿Sabe por qué? Porque el entorno de la noticia amarillista me sugería que yo estaba en un “ambiente no creíble”, y esa sensación de “entorno liviano” permeaba también la oferta que hacía aquella empresa.

Igual pasa con nosotros. El mundo nos percibe no sólo por nuestra esencia, sino también por el entorno. Y parte de esa proyección tiene que ver con lo que llevemos puesto.

¿Se imagina a un vendedor que visita a un cliente, y le habla de la seriedad de su compañía, del gran interés por brindarle un servicio de primera, de la solvencia y confiabilidad de su firma... pero mientras lo hace, desde su corbata un Demonio de Tasmania está “haciéndole muecas” y sacándole la lengua al cliente?

Ahí hay una disonancia. Hay algo que no calza. Y ese tipo de detalles puede tener gran peso en que el cliente nos perciba como creíbles o no. Su interlocutor puede pensar: “Mmmm... Hay algo raro en esta persona… algo que no me calza.”

Así que, aunque una corbata del Demonio de Tasmania, del Ratoncito Miguel, o de un montón de espermatozoides persiguiendo a un óvulo se vea “muy mona”, no la use para ir a visitar a un cliente ni para llevarla a la oficina. Recuerde: el buen manejo de su imagen es un factor clave para su éxito personal y profesional.
Olman Martínez

Director de la Universidad de las Ventas.