Todos hemos experimentado alguna vez por lo menos una ocasión en que un cliente estaba extremadamente insatisfecho con el servicio que le brindamos. Tal vez porque no le devolvimos de inmediato una llamada telefónica, o porque una muchacha de nuestro departamento no lo atendió “como él se merecía”. No importa cuál haya sido la razón, ahora tenemos en las manos a un cliente frustrado y disgustado con nosotros. ¿Qué podemos hacer?