Su "empaque" le abre puertas

Olman Martínez, Especial para Revista Perfil.
Costa Rica. 2002.

“El hábito no hace al monje”, ¿correcto? ¡Incorrecto! Durante años hemos escuchado esa “sentencia” y muchos han creído que es cierta. Bueno, prepárese a modificar su creencia respecto a ella. En este artículo intentaremos convencerla de que, contrario a la sabiduría popular, su imagen externa sí tiene mucho que ver con cómo es usted, cómo se proyecta ante su entorno, y con las posibilidades de que usted triunfe o fracase en el mundo social, laboral y de negocios. Cambiando su atuendo personal, usted puede modificar su comportamiento y personalidad.

Hemos oído decir que “una imagen vale más que mil palabras” y tal vez lo relacionábamos sólo con las imágenes impresas, una fotografía o la televisión. Pero también podemos tomarlo literalmente: su imagen, la imagen de cualquier persona, vale más que todo lo que diga.

El mundo se mueve por percepciones. Y lamentablemente esas percepciones se basan en estereotipos. Esas son ideas –reales o falsas—que nos hemos formado, en relación con las personas. Y una cosa es cierta: El mundo la tratará a usted cómo usted parezca ser. Esa realidad es el resultado de los benditos estereotipos que se manejan en todo lado, pero muy especialmente en el mundo social, laboral y de los negocios.

Los estereotipos no son justos, debemos aceptarlo, pero son reales. Y si estamos jugando el juego de ser exitosos, es importante que comprendamos las reglas de ese juego.

Se hace entonces realidad aquel adagio que dice: “La mujer del César no sólo tiene que ser digna, sino también parecerlo”. Y yo agrego: “El hábito no hace al monje... ¡pero cómo le ayuda!” Es un asunto de “ser” y “parecer”, de “forma” y de “esencia”, en el cual el empaque y el contenido van de la mano y deben cuidarse y pulirse constantemente.

Pero, ¿qué entendemos por “empaque personal”? Se trata de un conjunto de recursos, aditamentos y comportamientos “externos” que sirven a quienes nos ven para catalogarnos de una manera u otra.
Generalmente cuando se habla de “empaque”, la gente piensa de inmediato en la ropa, en la vestimenta. Sí, es cierto, la ropa que usted usa es uno de los principales recursos de proyección de imagen con que cuenta.


El Código del Vestir

En caso de que usted trabaje, debe recordar que toda empresa (y toda industria) parece tener un “código del vestir” que, aunque no esté escrito sobre piedra, es aceptado por la mayoría como “apropiado”. La gente percibirá mensajes por la ropa que usted lleve puesta y por la forma en que la use. Si usted luce diferente a lo que se espera dentro de ese medio, ya “perdió puntos” en su aceptación y, por ende, en su carrera ascendente.

Lo importante aquí es que usted identifique al “estereotipo ganador” para el tipo de empresa y para el puesto en el que usted está o aspira a estar, y haga lo posible, si ello le conviene, de adoptar las características de ese estereotipo. Determine cómo debería lucir una mujer exitosa en esa posición particular, e intente modificar su apariencia personal –incluyendo su ropa—para acercarse a ese modelo ideal.

Tenga presente que su ropa es una herramienta de “mercadeo” de su imagen; por lo tanto debe proyectar a la mujer ganadora que hay dentro de usted, y no ir más bien en contra de sus intereses.


Ropa y autoestima:

Antes se creía que sólo lo que usted pensaba influía en qué se ponía y cómo se veía. Pero hoy las investigaciones han comprobado algo muy interesante. Se sabe que más bien la forma en que nos vistamos, afecta nuestra psiquis.

Es un hecho que cuando nos vemos bien, sube nuestra autoestima, y con ella sube nuestra autoconfianza. Es un círculo virtuoso (no vicioso) porque al subir nuestra confianza también manejamos mejor las cosas que decimos, cómo las decimos, y nos volvemos más creíbles ante la gente.

Vea que es cierto: La gente nos ve bien vestidos, entonces nos trata bien. Nos sentimos bien, y sube nuestra autoimagen. Como tenemos mejor autoimagen, nos proyectamos más seguros de nosotros mismos. Entonces la gente lo nota, y nos trata mejor. Y sigue reforzándose así el círculo virtuoso del “buen empaque-mejor autoestima”.

La buena ropa es una inversión

Algunas personas dicen: Apenas suba de posición, comienzo a vestirme mejor. Quienes así piensan ignoran un detalle clave en este juego del manejo de imagen. Que “el carro necesita que le metamos más el pedal de la gasolina, cuando va subiendo la cuesta”. En otras palabras, que usted y yo necesitamos vernos bien y proyectarnos como ganadores ante el entorno, para poder impulsar nuestra carrera ascendente.

Y no es necesario gastarse un capital para verse bien. La verdad es que con el sinnúmero de posibilidades para hacernos de ropa adecuada que hay hoy en día, se nos facilita contar con una buena guardarropía.

Si usted está jugando en serio el “juego de éxito”, debe estar consciente de que hay que invertir. Y decimos “invertir” y no “gastar” en ropa porque, si toma las decisiones correctas al comprarla, a la larga ello se convertirá en beneficios económicos directos para usted.

Los estudios han comprobado que una persona que, de acuerdo con el estereotipo de su industria o empresa, se vea bien vestida, tiende a escalar más rápidamente y a ganar más que quienes no cuidan ese aspecto. Recuerde: Todo lo que usted invierta en su presentación personal, la vida se lo devolverá duplicado en su bolsillo. Por eso, no le dé miedo invertir en usted.

Ejemplo: nivel ejecutivo

Nos apresuramos a aclarar que vamos a poner un ejemplo. Las recomendaciones que vamos dar a continuación aplican principalmente a mujeres en el nivel ejecutivo, o que estén aspirando a llegar a él. Pero hay decenas de otros “estereotipos ganadores” que podrían aplicarse, dependiendo de la posición que usted ocupe, del tipo de empresa en que trabaje, e incluso de la zona geográfica del país en donde vida. Así que, use su sentido común, y tome estas recomendaciones como un ejemplo general.

En los comienzos del siglo XXI, la mujer ejecutiva ha aprendido que no tiene que inventar reglas de proyección de imagen para hacerse su lugar y obtener credibilidad en el mundo empresarial. Las mismas reglas que el ejecutivo hombre ha empleado durante mucho tiempo, son válidas –con leves modificaciones propias del género—para la mujer.

Recomendaciones sobre el buen vestir:

• Prefiera ropa formal. Conjuntos de pantalón y sacos tipo “blazers”, con hombreras que acentúen la imagen de “autoridad”, son generalmente apropiados. En algunos países se prefiere el uso del pantalón sobre la falda, ya que éste acentúa la verticalidad de la ejecutiva, al tiempo que evita la connotación tradicional de “no autoridad” que se le ha dado a la falda.

• Ropa “sexy” no. Evite ropa que haga énfasis en condiciones generalmente relacionadas con lo “sexy” (como escotes amplios, minifaldas o licras). Los “jeans”, al igual que las camisetas, no son parte del atuendo de una ejecutiva... en funciones.

• Colores y combinaciones. La gama de colores y prendas en la mujer es más amplia que en el hombre. Sin embargo, los colores clásicos del atuendo masculino, azul, negro y la gama de grises, combinados con blusas blancas o de colores claros, son también apropiados para la mujer de negocios.

• Los zapatos. Use siempre zapatos cerrados. Los pies, especialmente los dedos, son considerados un elemento “sexy y privado” por muchos de sus compañeros varones. El juego de la ejecutiva exitosa consiste en que la atención se enfoque en sus neuronas (no en sus hormonas). Además, los dedos expuestos se relacionan con el estereotipo de la señora que trabaja en oficios domésticos. Las botas tampoco son parte del atuendo ejecutivo.

• Pantimedias. Prefiera usar siempre pantimedias. Aunque emplee pantalón, el uso de pantimedias cortas le dará mayor proyección como ejecutiva. Obviamente, el uso del pantimedia es “obligatorio” cuando usted lleva falda.

• Maquillaje apropiado. Su maquillaje debe ser discreto. El maquillaje excesivo se relaciona con mujeres que no pertenecen al nivel ejecutivo.

• Cuide sus manos. Son uno de los puntos de mayor atención luego de su cara. Prefiera usar las uñas relativamente cortas y con esmalte transparente que sólo les dé brillo, con un color tenue o, mejor aún, natural. No use colores rojos chillantes en sus uñas para ir al trabajo.

• Joyas. Mantenga las joyas al mínimo. Úselas discretamente. Evite cargarse de anillos. Igualmente, una oreja cargada con cinco o seis aretes (como parece ser ahora la moda entre jovencitas) le restará puntos a su imagen ejecutiva. Una mujer sobrecargada de joyas proyectará más bien una imagen no apropiada.

• El cabello. Esto no tiene que ser necesariamente así en nuestro medio, pero vale que usted conozca, como una curiosidad, que en Europa la mujer ejecutiva tiende a llevar el cabello relativamente corto, o al menos recogido.

Aunque no todas estas “reglas del juego” parezcan justas, lamentablemente son reales, vigentes y necesarias en el mundo empresarial. Debemos conocerlas y aplicarlas, porque nos ayudarán a proyectar mejor nuestra imagen como personas asertivas, seguras y exitosas en el siglo XXI.


Olman Martínez es Presidente de La Universidad de las Ventas, empresa del Grupo Edinter Consultores, con sede en San José, Costa Rica. Olman Martínez es un reconocido conferencista motivacional y experto capacitador de vendedores, con trayectoria de años en todo el Continente Americano. Si desea enviar un email al autor, hágalo por medio de la siguiente dirección: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. (Derechos Reservados U-Ventas.)
Olman Martínez

Director de la Universidad de las Ventas.